Todavía no puedo creérmelo del todo. En serio. Sí. Todos ya sabemos que estaba enfermito, que llevaba 18 meses luchando contra el cáncer, que llevaba mucho tiempo alejado de la vida pública… pero el mundo, sin él, ha perdido un poco de alegría.
Sé que se supone que este blog es para hablar de escritura creativa, de literatura, de libros… Pero todo eso es cultura al fin y al cabo y bajo mi punto de vista pocos artistas del Siglo XX han dejado la huella que nuestro eterno David Bowie ha plantado en nuestra realidad.

Precisamente hace unos días me guardé el enlace a una lista de libros que él recomendaba. ¡Una lista de 100 libros! Porque Bowie era un prolífico lector. Dicen que llegó a leer un libro por día, ¡qué maravilla! ¡Qué felicidad se debe sentir al tener todo ese tiempo disponible para poder sentarte y leer un libro de cabo a rabo! ¡Y qué ganas de absorber la sabiduría a través de las páginas!
Sé que no debería estar triste. Él está ahora en ésa otra dimensión, seguramente feliz, y alucinando por todo lo que debe haber al otro lado. Aquí sólo ha dejado su cuerpo físico y, afortunadamente, la música y el arte que ha creado durante los 69 años que habitó nuestro triste planeta. Gracias a ello, el mundo es un poco mejor, un poco más bello, un poco más glam y luminoso de lo que hubiera sido sin su existencia.

Debería alegrarme porque ahora su conciencia forma parte del todo y podemos comunicarnos con él desde el rincón más puro de nuestro corazón. Sí. Sé que esto me ha quedado muy metafísico, pero yo soy así. (Algún día os explicaré alguna técnica de PNL que os permitirán recibir inspiración directa de cualquier persona que imaginéis…)
Lo curioso de todo este es que él lo tenía más que planeado. Sabía que su final se acercaba y no quiso marcharse sin dejar ése broche final que hiciera historia. ¿Habéis visto los vídeos de su último disco? A mí Lazarus al principio me dio escalofríos, pero luego empiezas a comprender por donde van los tiros, y su idea resulta valiente y admirable.
El vídeo Blackstar, merece unos cuantos visionados. Tiene tela marinera. Está lleno de simbología y de sutiles elementos con los que también nos quiere decir cosas, esta vez desde su propio universo, porque el chico que vino de las estrellas, ya no está en este mundo… Ha regresado a casa.
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