¡Feliz día del libro! Para celebrarlo se me ha ocurrido hacer una nueva ilustración con la que resumir unas ideas que te servirán a la hora de construir la trama de una novela negra. No tiene nada que ver con dragones catalanes ni con rosas rojas, pero bueno, el color de la sangre sí que está presente en mi pequeño esquema visual.
Me encanta este día. Quizá sea mi cita favorita del calendario, porque da gusto ver como durante unas horas los escritores se convierten en auténticas Rockstars, y la gente es capaz de hacer cola durante horas y horas, a veces, incluso siguiendo a los autores por la ciudad cual Gymkana…
-Vamos, que son las 11, ¡y está en María Cristina!
-Si pero llegaremos tarde y la cola será tan larga que no nos tocará.
-Dice aquí que a las 12:30 estará en la Casa del Libro de Paseo de Gracia.
-¡Uf! Pero allá es dónde más gente habrá.
-Pues a las 16h empieza en el Corte Inglés de Portal del Ángel.
-Ala, pues a comprar bocatas y hacer cola desde ya mismo.
-¿Y si nos separamos?… Tú vas a por Ruiz Zafón y yo espero a Matilde Asensi…
Es un día peculiar. Contradictorio también. Hay quien es capaz de madrugar y de recorrer la ciudad dos veces en busca de los ansiados autógrafos, para poder disfrutar de unas líneas garabateadas por sus autores fetiche, aunque también hay quien hace cola para ver de cerca (y quizá robar un beso y un selfie) a la pseudo celebrity televisiva de turno, de quien no pondré ningún ejemplo por no estropear mi blog.
Hay personas que no compran libros jamás. Sólo en Sant Jordi. Muchas de ellas, porque han de hacer el regalo que se espera de ellos, abril tras abril, y al no tener interés echan mano de la lista de superventas, lo que provoca que el ránking se dispare vertiginosamente. Algo que días después se suele traducir en cientos de visitas al establecimiento de turno para cambiar el libro por otro más adecuado al gusto de cada uno.
Según un estudio del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) sólo un 29,3% de los españoles lee regularmente, mientras que por ejemplo, en Suecia, tienen un 79% de lectores habituales. Quiero pensar que cada vez hay más gente aficionada a la lectura, quizá por la facilidad que nos proporcionan las tablets para leer con total comodidad, aunque cuando veo en algún sitio la cantidad de audiencia que tienen algunos realities chungos de este país, me desmoralizo.
Sea como sea, cuando llega el 23 de abril, día internacional del libro, día de Sant Jordi, aniversario del fallecimiento de William Shakespeare y de Miguel de Cervantes (aunque en realidad, aunque cayó cerca, ninguna de las 2 muertes tuvo lugar en esta fecha) del que ahora se cumplen 400 años, el mundo entero gira alrededor de la literatura, y eso es siempre un motivo para ser feliz.
En la época de estos dos genios de la literatura mundial todavía no existía la novela negra y policíaca tal y como la conocemos. Bueno, de hecho, tampoco es algo que conozcamos demasiado. Puedes sumergirte en docenas de manuales y tratados, pero al final empiezas a reflexionar en plan metafísico sobre lo absurdo de la vida y el por qué dedicar tanto tiempo a desentrañar un tema que no debería importar a nadie. ¿Novela negra? ¿Acaso no es suficientemente deprimente el mundo en sí, y no hay ya bastantes desgracias, como para encima tener que escribir ficción sobre ello? Son preguntas retóricas que podría decir el Pepito Grillo de cualquiera de nosotros. Y no hay una respuesta firme para eso. Hace poco oí decir a un autor en una entrevista en la radio que las sociedades que más consumen y se deleitan con los thrillers, y con novelas del género negro y policial, menos violencia generan en la vida real. La idea me gustó y espero que sea así, porque tiene todo su sentido. Quizá a través de las historias sangrientas, ése pequeño asesino en serie oculto en un individuo normal, se da por saciado, y nunca dará el paso de abrirse paso a machetazos en un centro comercial o aniquilar a todos los vecinos del rellano con la katana del friki de al lado.
Pues bien, si estás diseñando la trama de tu novela negra, deberías tener un montón de fichas con los atributos que definen a cada personaje, no sólo los físicos, sino detalles sobre su pasado, sobre sus ideas, sobre cómo interactúa con otros personajes… Para despistar al lector puedes tener muchos personajes que reúnan alguna de las características que definen al asesino, creando así un círculo de sospechosos, pero sólo uno que las reúna todas al 100%.
- Una oportunidad.
- Un motivo.
- Capacidad para matar.
- Capacidad para cometer ése asesinato en concreto.
La información sobre cada personaje la has de conocer tú, como autor, y decidir en qué punto de la historia se la dejas entrever al lector. Quizá desde el principio uno descarta a un sospechoso, porque aunque podría haberlo cometido perfectamente, el personaje te cae bien, es la mar de majo, y no tendría por qué querer asesinar a la víctima… Es que eso no tendría sentido. O quizá eso es lo que creías hasta que el autor te deja caer un dato que antes no se había acabado de explicar del todo y descubres que aquel amable personaje sí tenía un motivo, pero cuando te das cuenta de todo la novela ya se ha acabado. Te la han colado una vez más amigo lector. :) Pero es que esa es la mejor parte de leer una novela negra, de misterio, de intriga, policíaca, de espionaje… la cara de bobos con la que nos quedamos cuando el escritor ha sabido enredarnos con maestría, hacernos pensar lo que quiere que pensemos y dejarnos asombrados con el toque final. Ésa es la magia de la literatura.
Hoy no estoy en Barcelona, pero sí estoy pegada al teclado. Me hubiera gustado sumergirme en las multitudes, comprar libros como si tuviera una tarjeta black, disfrutar de la ilusión que se respira en el ambiente ante la posibilidad de conocer a los autores, y poder saludar a algunos de mis amigos, que hoy están ahí, firmando ejemplares como campeones y pudiendo conocer de primera mano las impresiones que sus páginas hay causado en las personas. Os deseo a todos un maravilloso día, ya estéis en la engalanada Barcelona o en cualquier lugar de nuestro magnífico planeta.
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