Hace ya un año que nos dejaste, David. El mundo no volverá a ser el mismo sin ti, pero al menos nos queda tu música, tu pasión volcada en innumerables trabajos, proyectos y canciones durante tantos años. Una parte de tu alma estará siempre en tus letras, en tu música, en los camaleónicos personajes en los que supiste mimetizarte… Sé que estás ahí, al otro lado, y sé que no habrás dejado de crear, de inspirar, de construir… aunque quizá ahora tengas que hacerlo a través del inconsciente colectivo de Carl G. Jung. Con el cual, por cierto, seguro que habrás tenido más de un interesante coloquio, allá dónde donde estéis.
Feliz cumpleaños, querido. Hoy ya llegas a los 70. ¡Menuda cifra! Puede que no los estés cumpliendo en el plano terrenal, y que ahora tu rostro luzca bello y reluciente, con la juventud eterna que siempre tuvo tu alma, pero yo hoy brindaré por ti mientras escuche tu música, interpretada por un grupo de artistas que van a tocarla en tu honor. Va a ser una noche muy especial en la Sala Razzmatazz de Barcelona, a la que estoy segura que tu espíritu asistirá, aunque sea solo un ratito. (¡Vas a tener que recorrer el mundo entero, para asomarte a cada fiesta y homenaje que se haga hoy en tu memoria!)
The stars look very different today
Te fuiste dejándonos un auténtico epitafio simbólico en tu último trabajo. Sabías que el final estaba ahí, a la vuelta de la esquina y en los últimos meses te acercaste más todavía a esa faceta sincrética y oculta que, casualmente, tú y yo compartimos. Debe haber sido apasionante construir estos enigmas, insertar estas dobles lecturas, apelando a la historia, al misterio, y al imaginario de tu prolífica carrera, lanzándolo después ante los millones de interlocutores que te amamos, esperando que nos devanemos los sesos durante meses para extraer más interpretaciones que a un evangelio apócrifo.
Con Lazarus enseguida pensamos en Lázaro, y su resurrección, del santo Evangelio según San Juan 11:1 . En la letra de esta canción dices:
Look up here, I’m in heaven
I’ve got scars that can’t be seen
Es escalofriante pensar que lo tenías planeado, que al poco de lanzar el disco tú ya estarías fuera de este mundo.
This way or no way
You know, I’ll be free
Just like that bluebird
Now ain’t that just like me
Supongo que ya sabes perfectamente lo que dijo tu productor, Tony Visconti, justo después de que te marcharas: «Él siempre hizo lo que quiso. Y lo quería hacer todo a su modo, pero siempre, del mejor modo. Su muerte no ha sido diferente de lo que fue su vida: una obra de arte. Él ha creado Blackstar para nosotros, su regalo de despedida.»
Pero, hablemos del videoclip. Se lanzó el 7 de enero, justo un día antes del lanzamiento oficial del disco. Con la resaca post Reyes Magos no dio demasiado tiempo para interpretaciones, pero yo recuerdo haberlo visto en YouTube, encantada de encontrarme con un nuevo trabajo tuyo. A pesar del estilo tenebroso y enigmático del vídeo, nunca hubiera imaginado que tu pacto con Dios ya estaba cerrado y que tu alma estaba a puntito de abandonar este mundo. ¿Qué elementos llaman la atención?
La venda sobre tus ojos, con botones cosidos sobre ella ofrece una imagen escalofriante, pero llena de historia. Estás en una cama… ¿moribundo quizá?
Esto nos hace pensar en las monedas que se solían colocar sobre el fallecido para pagar el viaje al barquero y poder cruzar la laguna Estigia.
Poco después, otra versión de ti mismo aparece en escena, esta vez más alegre, con luminosidad, energía, aunque moviéndote de forma estrambótica y vistiendo una ropa que no es la primera vez que te vemos llevar.
Es un vestuario que apela a tu juventud, a la década de los 70, cuando más inspirado estabas por el mundo de lo oculto. Y a una foto en la que, precisamente apareces dibujando el Árbol Cabalístico de la Vida.
En la canción de 1971, Quicksand decías:
I’m closer to the Golden Dawn
Immersed in Crowley’s uniform of imagery.
Una clara referencia a Aleister Crowley, y a su legendaria orden de la Golden Dawn. De hecho, las fotos con atuendo egipcio, al más puro estilo de Crowley dicen mucho al respecto. Sin duda, es una fuente de inspiración irresistible, yo misma estoy fascinada por la cultura nacida a orillas del Nilo desde que tengo uso de razón, pero eso ya lo sabías.
Sé que estas palabras van a llegarte, David. Sé que estás en ese otro lado y que estabas convencido de la inmortalidad del alma y de la existencia de esos planos paralelos mucho antes de tener que enfrentarte a la muerte. Indagando en tu discografía, querido amigo, cosa que no ha sido sencilla, he encontrado una referencia a la Cábala que haces en la canción Station to Station, incluida en el disco homónimo de 1976.
Here are we, one magical movement from Kether to Malkuth
Esto vendría a significar «Desde el Cielo/Dios hasta la Tierra/el infierno». Tú lo sabes bien, pero lo comento para quien haya sentido curiosidad por esta carta abierta que te escribo. Hay algunas teorías que afirman que no hay infierno tal y como lo describe la iglesia católica: Existe esa otra dimensión, que abordarás según haya sido tu trayectoria en esta vida, pero infierno como tal… no existe. La experiencia encarnada que tenemos aquí en la tierra es lo más parecido al infierno.
No deja de ser una referencia a descender desde la divinidad al mundo físico. Un concepto que está presente en muchos de tus trabajos. Ziggy Stardust, por ejemplo, venía de Marte, con una música que impactaba al mundo y un mensaje que los salvaría de la destrucción.
Un auténtico Starman, en contraposición con Major Tom, el astronauta que en 1969 perdió contacto en su viaje hacia la Luna y que desde entonces vaga sin rumbo por el espacio. O al menos, hasta el 2016, ya que en el vídeo Blackstar podemos interpretar que nuestro querido Major Tom ha acabado precisamente en la Villa de Ormen, una población edificada en un planeta, o en la luna misma. Pero eso, es ya otra historia.
David, quiero darte las gracias por haber existido, por la inspiración que has llevado a mi vida, por el modo en que has iluminado a tantas personas, durante tantos discos, a lo largo de las décadas de una impecable carrera, en la que supiste seguir tu instinto, a veces incluso yendo en contra de asesores y representantes que esperaban que repitieras una y otra vez aquello que te había traído el éxito, en lugar de reinventarte constantemente y desechar tus antiguos personajes para construir otros nuevos.
Feliz cumpleaños, querido David. Te envío toda mi luz y amor allá donde estés.
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