Todavía no he hablado de cuentos ni de relatos.
Es una forma fantástica de iniciarse en la creación literaria. Yo los empecé a escribir de niña, de forma intuitiva, pero cuando realmente he disfrutado con ellos es gracias al taller al que asistí durante dos años y que impartía la genial escritora y dramaturga Aina Tur. Sus consejos fueron fantásticos y la experiencia maravillosa, aunque lo mejor de todo fue la continuidad: La asistencia semanal y el compartir las historias con los compañeros. Yo iba a tope por aquel entonces, escribiendo mis encargos y a veces hacía «los deberes» minutos antes de empezar la sesión, pero me resultó una forma estupenda de ejercitar las ideas. Es como si te dedicaras profesionalmente al tenis: Tu trabajo sería un deporte en sí mismo, pero para estar realmente en forma necesitas una tabla disciplinada de ejercicios que quizá acompañes de una clase de yoga y dedicar cada día una horita a correr por el paseo marítimo.
Escribir cuentos es para mí la gimnasia que necesita mi cerebro para rendir más y mejor.
Además, si empiezas escribiendo cuentos, las recompensas a nivel de satisfacción personal son más inmediatas, porque sin tener que dedicarle meses y meses de tu vida, logras un producto acabado. Un relato que poder colgar en redes sociales para compartir con los demás y conocer sus impresiones y que pueden ayudarte a ver el mundo de otra manera para aprender a sacar lo que hay en tu interior en pos de construir un proyecto literario más grande.
Proponte escribir un cuento cada semana.
Puede tener la extensión de un par de páginas o muchas más. Es cuestión de encontrar una idea, una trama sencilla, pero potente, y sacarle jugo. Yo puedo ayudarte a ello. Escríbeme a través de la forma que quieras (mediante el icono del sobre en el que se despliega el formulario de contacto, por ejemplo) y estaré encantada de resolver tus dudas.
¿Qué tal se han portado los Reyes? ¿Te han traído libros? ¡A mí sí! ¡Y estoy feliz!
Ana Olivia Fiol
Diario de una escritora fantasma
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