Aquí estoy después de varios días de ausencia. Ha sido un marzo muy intenso, pero he escrito decenas y decenas de páginas, lo que me hace muy feliz.
Hoy voy a hablarte del Decálogo de Hemingway para escritores. Sí, sus 10 consejitos, breves pero intensos, que quiso dejar para las generaciones de escribas que le sucederían, (o al menos lo intentarían) aunque no sé por qué hablo en condicional. Estamos en 2016, en julio se cumplirán 55 años de su muerte, y sus consejos tienen toda la vigencia del mundo:
- Permanece enamorado. Con este consejo Hemingway no se refería exclusivamente al amor conyugal, sino al amor por el mundo, por el aprender, por conocer a personas nuevas, por tu trabajo, por la vida misma.
- Esfuérzate en escribir. Es importantísimo escribir cada día. Y cuando no tengas nada sobre lo que escribir (o eso creas, abre un libro al azar, coge el primer personaje con el que te encuentres, y escribe sobre él… Al fin y al cabo, la creación literaria es como el sexo. Puedes creer que estás «en blanco», pero en cuanto te pones, el corazón se acelera, las palabras fluyen y llega el orgasmo (carnal o literiario).
- Mézclate estrechamente con la vida. Pues eso, que todo lo que hagas, valga la pena. Sin ideas, sin vivir emociones, sin descubrir cosas nuevas, es más difícil escribir cosas que resulten originales y sorprendentes.
- Frecuenta a escritores consagrados. Sí, claro, puedes ir a la feria de Sant Jordi, la del Retiro, o a un Corte Inglés a que alguno de tus escritores te firme algo, pero los conocerás mejor si los frecuentas a través de su obra literaria. Para poder escribir (bien) es necesario leer (muchísmo)
- No pierdas tiempo. Sabio consejo. El tiempo es muy valioso, y si aprendemos a estructurarlo, ocurre algo mágico, consigues no desperdiciarlo, ¡y las horas dan para todo!
- Lee sin tregua. Por supuesto!
- Escucha música y mira pintura. Vías infinitas desde las que te puede llegar la inspiración.
- No intentes explicarte. Tu historia y tu narrativa lo ha de hacer por ti.
- Sigue el impulso de tu corazón. Esas intuiciones que cambian tu mirada cuando te sorprenden, esas ideas que brillan en el duermevela, esas musas que te susurran maravillas al oído cuando estás a punto de dormirte sobre el teclado a las 4 y media de la mañana…
- Calla: la palabra mata el instinto creador. A veces se aprende más de alguien con sus silencios que con sus peroratas.
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